La música sigue creciendo… pero no al mismo ritmo.
Un análisis práctico (y breve) del IFPI Global Music Report 2025
Cada año, la IFPI (International Federation of the Phonographic Industry) publica su Global Music Report, considerado el informe más completo sobre el estado de la industria de la música grabada a nivel mundial.
El reporte analiza:
Ingresos globales y por región
Comportamientos de consumo (streaming, físico, sincronización, etc.)
Tendencias tecnológicas, económicas y culturales que moldean el negocio
Participación de mercados clave como EE. UU., Europa, Asia y América Latina
Más allá de las cifras, el informe funciona como un termómetro del presente y brújula del futuro para artistas, sellos, plataformas y profesionales del sector.
El reporte de este año confirma que la música sigue creciendo, pero el ritmo ya no es el mismo. Entramos en una etapa donde el foco cambia: de la expansión masiva al valor sostenido.
Contexto global
En 2024, la industria de la música grabada generó US $29.6 mil millones, un crecimiento del 4.8 % respecto al año anterior.

Aunque es la décima alza consecutiva, el ritmo se desacelera tras picos de crecimiento de doble dígito entre 2021 y 2023. Una cifra sólida… pero el contexto importa:
2023: +10.2%
2022: +9%
2021: +18.5%
2020: +7.4% (año pandémico)
2016–2019: crecimiento entre 7.6% y 10.3%
Esto convierte a 2024 en el año con el crecimiento más lento desde 2015. En términos absolutos, solo se sumaron $1.4 mil millones, lo que explica por qué los grandes sellos están apostando fuerte por los superfans y presionando contra regulaciones de IA.
Factores que impulsan el crecimiento:
Suscritos pagos en streaming alcanzaron 752 M (+10.6 %)
Streaming generó más de US $20 mil millones, dominando el 69 % de los ingresos
Formatos físicos y shows en vivo muestran un renovado interés.
Frenos y desafíos:
Mercados maduros (EE.UU., Europa) se estancan.
Apenas 1.2 % de crecimiento en streaming con publicidad
Manipulación de streams y debates sobre la IA crecen.
La estrategia cambia: de escalar en volumen a monetizar a superfans.
El Streaming sigue liderando el camino
No hay duda: el streaming sigue siendo el motor principal del crecimiento en la música grabada. En 2024, fue el formato que más creció y el que más ingresos aportó a la industria a nivel global.

Por otro lado, los formatos físicos (como CDs y vinilos) tuvieron un año más difícil. Sus ingresos cayeron un 3.1%, aunque esto se entiende mejor si recordamos que en 2023 venían de un repunte muy fuerte, con un crecimiento del 14.5%. Es decir, no es un desplome, sino una corrección después de un año excepcional.
Mientras tanto, los ingresos por derechos de ejecución pública (lo que se paga cuando la música suena en radios, restaurantes o eventos) y por sincronización (uso de música en películas, series o publicidad) siguieron en alza.
Y como era de esperarse, los ingresos por descargas digitales y otros formatos antiguos siguen cayendo, desplazados por modelos más modernos y convenientes.
América Latina no frena: 15 años seguidos creciendo
En 2024, todas las regiones del mundo aumentaron sus ingresos por música grabada, pero tres en particular brillaron con crecimientos de doble dígito: América Latina, Medio Oriente y África Subsahariana. Entre ellas, la región MENA (Medio Oriente y Norte de África) fue la que más creció en todo el planeta, con un impresionante +22.8%.
América Latina no se quedó atrás. De hecho, logró un crecimiento de +22.5%, marcando así su decimoquinto año consecutivo de crecimiento sostenido. Un hito que deja claro que la región ya no es solo "promesa", sino una realidad vibrante y en expansión.

El gran motor detrás de este crecimiento sigue siendo el streaming, que ya representa casi el 88% de los ingresos por música grabada en la región. Plataformas como Spotify, YouTube y Apple Music son las protagonistas del ecosistema digital, junto a un consumo cada vez más móvil, social y emocional.
Dos países se destacaron especialmente:
Brasil creció +21.7%, lo que lo convirtió en el mercado de más rápido crecimiento entre los diez más grandes del mundo.
México aumentó sus ingresos en +15.6%, y con esto entró al top 10 global de mercados discográficos por primera vez.
América Latina ya no es solo una cantera de talento, es un actor clave en la economía global de la música. La región está en una posición privilegiada para liderar la próxima etapa de crecimiento de la industria musical global. Por un lado, es un mercado donde la adopción del streaming sigue en ascenso: cada vez más usuarios utilizan plataformas digitales y el número de suscriptores pagos continúa creciendo, impulsado por una mayor penetración móvil y conectividad. Además, la región cuenta con una audiencia joven, apasionada y culturalmente activa, altamente receptiva tanto al entretenimiento digital como a las experiencias en vivo, lo que la convierte en un terreno fértil para el desarrollo de nuevos modelos de negocio.
Este contexto abre una gran oportunidad para explorar estrategias de monetización centradas en los superfans. A diferencia de otros mercados más saturados, en Latinoamérica existe un margen amplio para construir comunidades alrededor de propuestas locales auténticas, que conecten con la identidad y las emociones del público. La clave estará en entender cómo traducir esa pasión en modelos sostenibles, donde el engagement no solo se mida en streams, sino en vínculos más profundos entre artistas, marcas y audiencias.
Lo que sigue no es una crisis, sino un punto de inflexión. La atención se traslada hacia cómo generar valor real:
Captura de valor: formatos exclusivos, ediciones especiales, coleccionables.
IA responsable: avanzar sin dejar de proteger la autoría humana.
Economía justa: la “long tail” no puede seguir fuera del radar económico.
El boom del streaming ya no es suficiente. El camino va hacia una música más estratégica y valiosa. Para Latinoamérica, el momento es ideal: crecimiento sostenido, vocación cultural y la capacidad de adaptar la sensibilidad e inteligencia al uso de tecnologías.
El reto será transformar este momento en una oportunidad concreta, donde el volumen de suscriptores se traduzca en comunidades activas, ingresos diversificados y crecimiento sostenible. Creo firmemente que el 2025 puede marcar el inicio de una era donde la música latinoamericana crea valor real, no solo eco.